lunes, 26 de noviembre de 2012

Comenzamos el Tiempo de Adviento




Esta preparación consiste en una actitud de conversión, de mejora personal, de acercamiento a Jesús escuchando su Palabra y poniéndola en práctica.

EN ADVIENTO ESTAMOS LLAMADOS A:

  • Leer los Evangelios con fe
  •  Hacer oración: hablar con Dios quien siempre nos escucha
  •  Empezar a actuar como nos dice Jesús en los Evangelios: PERDONAR,  AYUDAR, COMPARTIR, CAMBIAR LAS MALAS ACTITUDES.  LIBERARNOS DE VICIOS, SUPERTICIONES, BRUJERÍAS, ESPIRITISMO Y TODOS LOS FALSOS IDOLOS DE LA SANTERÍA. 


En resumen, este adviento estamos llamados a: 
Considerar A Dios Nuestro Padre, A Jesús, Su Hijo Único Como Nuestro Salvador  Y A Los Demás Como Hermanos



En el tiempo de Adviento tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor.

La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos.
La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión.

Evangelio del IV Domingo de Adviento (02 de diciembre) 
 Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."


La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida.


                               Evangelio del IV Domingo de Adviento (09 de diciembre)
Lucas 3, 1-6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: "Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios."

La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. 

                                        Evangelio del III Domingo de Adviento (16 de diciembre) 

  Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: "¿Entonces, qué hacemos?"
Él contestó: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo."
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: "Maestro, ¿qué hacemos nosotros?"
Él les contestó: "No exijáis más de lo establecido."
Unos militares le preguntaron: "¿Qué hacemos nosotros?"
Él les contestó: "No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga."
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga."
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.


Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

Evangelio del IV Domingo de Adviento (23 de diciembre) : 

Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."


LA CANASTILLA DEL NIÑO JESÚS
Este año vamos a  prepararnos para celebrar el nacimiento de Jesús con una actividad muy sencilla y simpática: “Vamos prepararle una canastilla al Niño Jesús”.


Cuando una mujer está embarazada la familia prepara todo lo que el bebe puede necesitar: teteros, pañales, jabones, champú, talco, etc,

El niño Jesús también se merece una canastilla bien llena pero ya no necesita pañales ni nada por el estilo.
Lo que Jesús quiere es que nos amemos los unos a los otros como hermanos.

Por eso en la canastilla que vamos a regalarle a Jesús pondremos todas las buenas obras que hagamos: perdonar, colaborar, ayudar, respetar, etc.

Por ejemplo: Si perdonas a un compañero que te ha ofendido, vas a escribir esta buena acción en una tarjetica y la vas a colocar en la canastilla.

Si haces algo bueno por otra persona cada día tendrás la canastilla llena para el 25 de diciembre, cuando celebramos el cumpleaños de Jesús.